Eramos los mejores.
En un principio se recordó las cualidades de cada uno, el galán que todas las niñas se derretían por el, las mujeres solo querían besarlo y llegar a otro punto mas que el beso, pero con la personalidad de un chico triste que necesitaba el afecto de alguien.
El inocente y adorado por todos, el que quería ser como el galán, el que sabia que no tenia oportunidades con las mujeres que el galán se pescaba, pero el que siempre se le ayudo con los problemas amorosos y de amistad.
El idiota desenfrenado, el loco que espantaba a las demás personas por su personalidad, el que sacaba más de una riza dentro del grupo, el que no le interesaba quien era y lo decía con todas sus palabras.
Y como no olvidar al mediador, el que siempre estaba con todos y ayudaba cuando alguien tenía problemas, el que aconsejaba y escuchaba a los demás, el que defendía y siempre animaba al grupo.
Éramos especiales, nos sentíamos únicos y diferentes, pero cada uno tomo su camino, cada uno experimento cosas y amistades nuevas, produciendo que viéramos la realidad de las cosas, que ninguno era especial, que habían muchos iguales que nosotros hasta incluso mejores.
Nadie quería conversar del liceo, todos querían conversar de sus experiencias actuales, de sus aventuras sexuales, pero nadie tenia interés en que habían echo después de la separación, nos sentíamos tristes pero también alegres, por que ya no éramos los mismos que antes, habíamos crecido y conocido nueva gente y sabíamos que esta reunión solo era para dar fin a la relación, cerrar de una ves el libro que habíamos dejado abierto, escribir la ultima hoja de un cuento ridículo pero que estaba en todos nosotros, que ya no nos juntaríamos mas, solo queríamos irnos cada uno por su camino a ver nuestras nuevas amistades, novias, nuestra nueva manera de carretear, o simplemente estar en nuestro hogares con la familia o viendo tele.
Pero en un efecto bipolar………… mas que bipolar un acto de cobardía, pero también un acto sincero nos dijimos, ¿cuando será la otra junta?…………….. un silencio rotundo nos inundo por dentro, no queríamos romper el lazo, porque sabíamos y malditamente sabíamos, que nadie absolutamente nadie quería romper la amistad, porque nos necesitábamos para sentirnos especiales solo eso.
Al decir eso nos hicimos un daño, ya era hora de dejar atrás a los viejos amigos, con los cuales no tenias nada en común, pero uno de los muchachos dijo algo inteligente, “Nos juntaremos cuando algunos de nosotros nos saludemos en cualquier parte. Pero dentro de 10 años”. Las risotadas salieron por parte de todos nosotros, porque sabíamos que dentro de 10 años nadie iba a estar en la misma ciudad, si ya estábamos viviendo en ciudades diferentes.
Y después nos dimos cuenta de que no somos especiales sino; éramos excelentes.