Tolkien y sus humoradas

El fin de semana pasado tuve una escapadita a San Peter de Atacama, alojando en la casa de una amiga de costumbres esotéricas a la cual le agradezco su hospitalidad. En una conversación relacionaba con el señor de los anillos y de mis frustrados intentos de no poder leerlo, esta jovencita me recomendó que si quería leer el señor de los anillos, primero ojeara la biografía de J. R. R. Tolkien, narrada por Daniel Grota; un libro el cual relata la niñez, juventud, adultes y vejes de Tolkien; sus tiempos como estudiantes, como soldado, profesor, etc.

En el capitulo llamado el becario (1911 1915) pagina 54 Daniel Grota narra que Tolkien era un individuo que le gustaba recrearse humorísticamente y en especial a sus amigos, inventando complicadas bromas y no menos complicados cuentos; uno de ellos fue una carta mecanografiada que le envió a su amigo Allen Barnett, la cual me saco mas de una carcajada:

“Un hombre quería comprar un regalo de cumpleaños para su amiga. Después de mucho meditar y pensar en el punto, decidió que un par de guantes serian adecuados. Su hermana tenia que hacer compras, así que decidió acompañarla a una tienda de mujeres. Mientras elegía los guantes su hermana se compró un par de calzones. Esa tarde fue a dejar su regalo y llevo por equivocación, los calzones de su hermana; los dejo en la puerta de su amada con esta nota: Querida Velma: este pequeño obsequio es para que recuerdes que no olvido tu cumpleaños. No los escojo porque crea que debas usarlos ni porque crea que no tienes la costumbre de no usarlos ni porque nos guste salir por la tarde. Si no hubiera sido por mi hermana, te habría regalado de los largos, pero me dijo que ahora se usan de los mas cortos, esos que llevan un botón. Son de un color muy delicado, lo admito, pero la vendedora me mostró los que ha estado usando por tres semanas y apenas si se habían ensuciado un poco ¡Como me gustaría ponértelos la primera vez! No me cabe duda de que muchas otras manos viriles los habrán tocado antes de que te vuelva a ver, pero espero que me recuerdes cada vez que te los pongas. Le pedí a la vendedora que se los probara y le quedaban realmente muy bien. No sabía la talla exacta, pero creo que, en realidad, estoy capacitado mejor que nadie para saberla. Cuando te los pongas por primera vez, conviene que le agregues un poco de polvo y así se deslizaran mejor. Cuando te los quites, sóplalos por dentro antes de dejarlos por hay, porque naturalmente estarán un tanto húmedos por el uso. En la esperanza de que los aceptaras con la misma actitud con que te los regalo y de que te los pondrás para el baile del viernes por la noche, mes despido con un beso”.

Juan

P.S. ¡Piensa en cuantas veces te los voy a besar por atrás el año próximo!